¿A dónde ir el puente de pilares en autocaravana? El Puente de Pilares es una de las fechas más esperadas en Zaragoza: cuatro días perfectos para desconectar, hacer kilómetros y descubrir rincones únicos. Si viajas en autocaravana, caravana o camper, tienes la libertad de elegir entre naturaleza, montaña, ciudades con encanto o rutas culturales.
En este artículo te proponemos tres escapadas ideales para el Puente de Pilares en autocaravana: una ruta cercana dentro de Aragón, otra hacia el norte para disfrutar de los Pirineos, y la última opción, cultural que combina Navarra, el País Vasco y La Rioja. Además, incluimos recomendaciones de áreas de pernocta y campings para que planifiques con comodidad tu viaje.
Ruta 1: Escapada cerca de Zaragoza
Si prefieres no hacer demasiados kilómetros pero quieres aprovechar el puente al máximo, una ruta circular por Aragón es la mejor opción. Octubre es un mes perfecto para disfrutar de los colores otoñales en la montaña y de la tranquilidad de sus pueblos históricos.
Día 1: Monasterio de Piedra
Muy cerca de Zaragoza, a poco más de una hora y media en coche, se esconde uno de esos lugares que parecen sacados de un cuento: el Parque Natural del Monasterio de Piedra. Es una excursión perfecta tanto para medio día, si vas con el tiempo justo, como para dedicarle una jornada completa y dejarte llevar sin prisas.
Si viajas en autocaravana, tienes la comodidad de poder pernoctar en el Camping Lago Resort, situado muy cerca del parque y con todos los servicios necesarios para disfrutar de una estancia cómoda. Además, el propio complejo dispone de un aparcamiento gratuito bastante amplio, lo que facilita la visita.
El Parque Jardín Histórico abre sus puertas todos los días, generalmente de 9:00 a 18:00 horas en invierno, y se alarga un poco más en verano para aprovechar la luz. Conviene tener en cuenta que la última entrada suele permitirse hasta media hora antes del cierre, tanto en el parque como en el monasterio. En cuanto a los precios, la entrada de adulto ronda los 18€ e incluye el acceso al parque, la visita al monasterio y la exhibición de aves rapaces, una experiencia que sorprende a grandes y pequeños. Los niños entre 4 y 11 años, así como los mayores, disfrutan de tarifas reducidas, que suelen estar en torno a los 12’85€. Para comprar la entrada puedes visitar su página web: Monasterio de Piedra.
Una vez dentro, el recorrido del Parque Jardín Histórico se convierte en toda una aventura: unos 5 km de paseo perfectamente señalizados que te llevan a descubrir cascadas espectaculares, grutas escondidas y miradores con vistas impresionantes. Pero la experiencia no termina ahí, porque el monasterio también merece un tiempo especial. Su claustro, la sala capitular, el refectorio y las exposiciones de historia permiten adentrarse en la riqueza artística y cultural de la zona.
Si decides centrarte únicamente en el parque y recorrerlo a tu ritmo, lo habitual es invertir entre tres y cuatro horas. Sin embargo, si te animas a visitar también el monasterio, disfrutar de una comida tranquila en el entorno y detenerte en todos los rincones y miradores, lo mejor es reservar un día entero. De ese modo podrás saborear la experiencia con calma y sin la sensación de estar mirando el reloj.
Día 2: Calatayud
En tu recorrido por Aragón, Calatayud ofrece un rico legado romano y mudéjar que se refleja en sus calles y monumentos, invitando a perderse entre siglos de historia.
Una de las mejores maneras de conocerla es a través de las visitas guiadas monumentales, con el recorrido “Calatayud monumental”, que incluye paradas imprescindibles como Santa María la Mayor, la Plaza de España, San Pedro de los Francos, San Juan el Real y el recinto Jesuítico. Cada uno de estos lugares permite asomarse a la evolución de la ciudad, desde sus raíces romanas hasta la influencia mudéjar que la distingue.
Para grupos más grandes o quienes buscan una experiencia más completa, existen visitas que combinan los principales monumentos con el Yacimiento de Bilbilis y el Museo Arqueológico, ofreciendo así una visión más profunda de la historia de Calatayud y su entorno.
La duración aproximada de las visitas guiadas es de unas dos horas, tiempo suficiente para disfrutar de los detalles y comprender la relevancia histórica de cada espacio. En cuanto al precio, la visita guiada estándar cuesta alrededor de 5 € por persona, mientras que los niños menores de 10 años acompañados suelen acceder gratuitamente.
Día 3: Parque Natural del Moncayo
En el camino de regreso hacia Zaragoza, hacer una parada en el Moncayo. Para quienes viajan en autocaravana, existen áreas preparadas en Grisel y Los Fayos, gratuitas y con servicios básicos, ideales para descansar y retomar fuerzas antes de explorar la montaña.
Si te atraen los desafíos de altura, subir al Pico Moncayo es una experiencia que recompensa el esfuerzo. La ruta más conocida comienza en el Santuario o Hospedería del Moncayo y asciende hasta la cima del Pico San Miguel (2.314 m). Dependiendo del itinerario, la distancia puede ser de unos 9,5 km en una ruta circular ida y vuelta, aunque también existen versiones lineales un poco más cortas o largas según el punto de partida. El desnivel positivo varía entre 800 y 950 metros, alcanzando el máximo si se parte, por ejemplo, desde la Fuente de los Frailes.
El recorrido requiere unas 6-7 horas con paradas y un ritmo tranquilo. Su dificultad se considera media-alta: no necesita conocimientos de escalada, pero sí un buen estado físico. A medida que asciendes, el terreno se vuelve más exigente, sobre todo en los últimos tramos.
Lo que hace que la subida sea tan memorable no es solo la cima, sino el camino en sí: los paisajes cambian continuamente, pasando por pinares, hayas y matorrales, hasta llegar a zonas altas con vistas abiertas al valle y al circo montañoso. Y cuando finalmente alcanzas la cima, tienes vistas panorámicas que abarcan buena parte del Sistema Ibérico, con laderas que se extienden hacia Aragón y Navarra, siempre según la claridad del día.
Algunas recomendaciones esenciales para disfrutar de la experiencia con seguridad: sal temprano, así evitas la parte más intensa del sol en la bajada y aseguras tiempo suficiente antes de la puesta de sol; lleva ropa de abrigo extra y protección contra el viento; calzado robusto, agua, comida ligera y, si sueles usarlos, bastones de trekking que faciliten el ascenso y el descenso.

Ruta 2: Rumbo a los Pirineos
Si lo que te apetece es respirar aire puro y rodearte de montañas, el Pirineo aragonés es tu destino para este puente. Octubre es un mes de contrastes: días frescos, naturaleza y paisajes que invitan a la desconexión.
Día 1: Jaca
A unas dos horas en carretera, Jaca es la puerta de entrada a los Pirineos. Para quienes viajan en autocaravana, la ciudad cuenta con un área específica junto al Llano de la Victoria, muy próxima al centro y equipada con servicios básicos. Es un lugar ideal para estacionar, descansar y preparar la visita sin preocuparse por el vehículo.
La ciudad invita a recorrerla a pie, con la Ciudadela de Jaca como primera gran parada. Esta fortificación del siglo XVI, de planta pentagonal y foso todavía habitado por ciervos, es única en España y ofrece visitas guiadas que permiten conocer su historia militar. A pocos minutos se encuentra la Catedral de San Pedro, considerada la primera catedral románica construida en el país, que aún conserva capiteles y portadas con una rica iconografía medieval.
El ambiente de Jaca se vive en sus calles, llenas de bares y restaurantes donde degustar tapas y platos típicos como las migas aragonesas, el ternasco o la trucha pirenaica. El paseo por el casco histórico se puede alargar hasta el Museo Diocesano, que alberga una de las colecciones más destacadas de arte románico en Europa.
Quienes busquen actividades más dinámicas tienen en la ciudad una pista de hielo abierta todo el año, perfecta para una experiencia diferente, o la posibilidad de acercarse en bicicleta a los alrededores, siguiendo parte del Camino de Santiago aragonés que atraviesa la localidad.
Día 2: Valle de Tena
La ruta continúa hacia el Valle de Tena, un entorno que concentra algunos de los paisajes más espectaculares del Pirineo. El camino serpentea entre embalses como el de Búbal y Lanuza, rodeados de montañas que superan los 3.000 metros. Para quienes viajan en autocaravana, localidades como Sallent de Gállego o Panticosa ofrecen áreas de estacionamiento bien situadas, perfectas para dejar el vehículo y explorar con tranquilidad.
El embalse de Lanuza es un lugar ideal para comenzar el día con un paseo relajado o simplemente disfrutar de las vistas al Midi d’Ossau al otro lado de la frontera. Desde allí, las posibilidades de senderismo son múltiples: la subida al Ibón de Piedrafita es una excursión muy accesible y familiar, mientras que los más aventureros pueden optar por rutas que llevan a ibones de alta montaña como Bachimaña o Respomuso.
En Panticosa, la visita al Balneario es un plan distinto que combina historia y relax. Sus aguas termales ya eran conocidas en la época romana, y hoy se pueden disfrutar en modernas instalaciones rodeadas de montañas. Para quienes prefieran un plan más activo, hay senderos que parten del propio balneario hacia cascadas e ibones.
Día 3: Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
El tercer día está reservado para uno de los grandes tesoros del Pirineo: el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. La entrada más habitual es desde Torla, donde existe un área de autocaravanas y desde donde parten los autobuses que llevan al corazón del valle (en temporada alta).
La ruta más emblemática es la que conduce a la Cola de Caballo, una de las cascadas más famosas de España. El recorrido sigue el río Arazas, pasando por espectaculares saltos como las Gradas de Soaso. Son unos 17 km ida y vuelta, con un desnivel moderado, que se pueden completar en unas 6 horas a ritmo tranquilo. Es un recorrido exigente pero accesible, siempre que se lleve buen calzado, agua y se comience temprano.
Para quienes prefieran una caminata más corta, existen alternativas como la Ruta de las Cascadas, que recorre parte del valle entre hayedos y miradores naturales, perfecta en otoño cuando los colores rojizos y dorados pintan el paisaje.
Día 4: Benasque y el Valle de los Ibones
El último día lleva hasta Benasque, considerado la capital del alpinismo aragonés. El valle está rodeado por el Parque Natural Posets-Maladeta, hogar del Aneto, el pico más alto de los Pirineos. Para los que no buscan ascensiones exigentes, las excursiones más populares son las que llevan a los ibones, como el de Batisielles, o al Forau de Aigualluts, un paraje espectacular donde el agua desaparece bajo tierra para reaparecer kilómetros después en el valle de Arán.
Benasque conserva un casco urbano encantador, con casas de piedra y calles estrechas que invitan a un último paseo antes de regresar. Los restaurantes de la zona ofrecen platos contundentes de montaña, ideales para reponer fuerzas: civet de jabalí, trucha del río Ésera o quesos artesanales.
En cuanto a pernocta, existen áreas para autocaravanas en el propio Benasque y en localidades cercanas como Castejón de Sos. Pasar la última noche rodeados de montañas es una forma perfecta de cerrar el viaje.

Ruta 3: Escapada cultural por el norte
Para quienes prefieren combinar turismo cultural con buena mesa, esta ruta es todo un acierto. A lo largo de cuatro días descubrirás ciudades vibrantes, pueblos con historia y una de las mejores zonas vinícolas de España.
Día 1: Pamplona
La primera parada de esta ruta cultural nos lleva a Pamplona, ciudad conocida en todo el mundo por los Sanfermines, pero que guarda mucho más que encierros. Para quienes viajan en autocaravana, existe un área habilitada junto al parque de Aranzadi, muy próxima al centro, ideal para dejar el vehículo y explorar la ciudad a pie.
Un paseo por el Casco Viejo es el mejor comienzo: calles empedradas, plazas llenas de vida y bares de pintxos que convierten la gastronomía en parte de la experiencia. La Plaza del Castillo es el corazón de Pamplona, rodeada de edificios históricos y terrazas donde disfrutar del ambiente. A pocos pasos se encuentra la Catedral de Santa María la Real, un templo gótico que sorprende por su interior luminoso y su claustro renacentista, uno de los más bellos de Europa.
Pamplona también invita a recorrer sus murallas y parques, con zonas verdes como la Taconera, donde todavía viven ciervos, pavos reales y patos. Y para quienes quieran una panorámica de la ciudad, el mirador del Caballo Blanco ofrece vistas espectaculares del río Arga y los montes cercanos.
Día 2: San Sebastián
Desde Pamplona, la costa vasca está a poco más de una hora y media. Este día está reservado para San Sebastián, una de las ciudades más fotogénicas de España. El área de autocaravanas de Igara es la mejor opción para estacionar, bien conectada con el centro mediante transporte público.
El plan imprescindible comienza en la Playa de La Concha, un paseo icónico que recorre la bahía más famosa del Cantábrico. Desde allí se puede continuar hacia el Monte Igueldo, accesible en funicular, donde se puede ver unas vistas panorámicas única de la ciudad y sus playas. Otra alternativa es subir al Monte Urgull, con sus senderos históricos y vistas sobre la Parte Vieja.
La Parte Vieja donostiarra es el lugar perfecto para una ruta de pintxos: desde clásicos como la gilda hasta propuestas innovadoras, cada bar ofrece su especialidad. Y si se quiere algo más cultural, el Museo San Telmo, instalado en un antiguo convento, muestra la historia y cultura vasca.
Día 3: Logroño
De camino de regreso, Logroño es parada obligada. La capital de La Rioja y destino perfecto para cerrar el viaje con buen vino y patrimonio. Para quienes viajan en autocaravana, hay áreas habilitadas a las afueras de la ciudad, cómodas y seguras para pasar la noche.
El recorrido empieza en la Calle Laurel, famosa por su ambiente y sus bares de tapas y vinos. Aquí, cada local tiene su especialidad, desde champiñones a la plancha hasta chuletillas al sarmiento. Es una parada obligatoria para vivir la cultura riojana de manera auténtica.
En el plano histórico, destacan la Concatedral de Santa María de la Redonda, con sus torres barrocas que se alzan sobre la plaza del mercado, y la Iglesia de San Bartolomé, el templo más antiguo de la ciudad. Además, caminar por el Puente de Piedra sobre el Ebro es una manera de conectar con la importancia del Camino de Santiago en la historia de Logroño.
Para quienes quieran profundizar en la cultura del vino, es posible visitar alguna de las bodegas urbanas o cercanas a la ciudad, donde se explican los procesos de elaboración y se ofrecen catas guiadas. Es una manera deliciosa de poner fin al viaje, disfrutando del producto estrella de la región.

El Puente de Pilares en autocaravana es una oportunidad perfecta para descubrir lugares únicos sin prisas y con total libertad. Tanto si prefieres una escapada cercana en Aragón, como una ruta hacia el Pirineo aragonés o un viaje cultural por Navarra, País Vasco y La Rioja, encontrarás planes a tu medida.
Prepara tu autocaravana, revisa las áreas de pernocta y déjate llevar por la carretera. No hay mejor forma de vivir un puente que con la libertad de conducir hacia nuevos destinos y, al mismo tiempo, la calma de sentirte en casa allá donde pares. Y si aún no cuentas con autocaravana o camper, pero quieres disfrutar de una escapada así, en Autocaravanas Aragón ponemos a tu disposición el alquiler para que tu viaje empiece sin complicaciones.