Autocaravanas Aragón te muestra una ruta en autocaravana por el sur de Francia, que es mucho más que un simple recorrido: es una experiencia que fusiona libertad, cultura y paisajes que parecen sacados de una postal. Esta ruta circular, cuidadosamente diseñada para optimizar cada jornada, te llevará a descubrir ciudades con historia, pueblos con encanto y entornos naturales que te dejarán sin aliento.
Desde la mediterránea Perpiñán hasta la mágica Cordes-sur-Ciel, cada parada ofrece una nueva sorpresa. Pensada tanto para quienes se inician en el mundo del caravaning como para los viajeros más experimentados que buscan nuevos rincones, esta propuesta es ideal para recorrer el sur de Francia a tu ritmo, en pareja, en familia o con niños.
A continuación, desde Autocaravanas Aragón te propone un itinerario de seis días con lo mejor del sur francés. ¡Prepárate para una aventura inolvidable sobre ruedas! Y si quieres más, te te dejamos la ruta por la costa vasco – francesa.
Día 1: Perpiñán
Comenzamos nuestra ruta en autocaravana por el sur de Francia en una ciudad que es mucho más que una simple parada de inicio: Perpiñán, la vibrante capital de los Pirineos Orientales. Con alma catalana, corazón francés y una historia apasionante, Perpiñán es el lugar ideal para sumergirse de lleno en esa mezcla cultural única que caracteriza a esta región.
Lo imprescindible:
- El Castillet: El monumento más emblemático de Perpiñán y un símbolo de su identidad. Esta antigua puerta fortificada, construida en 1368, fue en su día la entrada principal a la ciudad amurallada y también sirvió como prisión estatal. Hoy alberga el Museo Casa Pairal, dedicado a las tradiciones catalanas, y por solo 2 € puedes subir a su terraza para disfrutar de unas vistas espléndidas sobre los tejados de la ciudad y los Pirineos al fondo.
- Catedral de San Juan Bautista: Iniciada en 1324 a petición del rey Sancho de Mallorca. Aunque la construcción se vio interrumpida por la caída del Reino de Mallorca, fue finalizada en 1509 con un diseño gótico sobrio pero impresionante. Su interior alberga coloridas vidrieras y la tumba del propio rey Sancho.
- Campo Santo: Uno de los claustros funerarios más antiguos de Francia, que merece una visita pausada para respirar el peso de la historia que aquí se conserva.
- Palacio de los Reyes de Mallorca: Una fortaleza-palacio de estilo gótico construida en el siglo XIII por orden de Jaime II de Mallorca, cuando Perpiñán se convirtió en la capital continental de su reino. Recorre su patio interior con arcos, explora sus estancias austeras pero imponentes, y asciende a la Torre del Homenaje para obtener una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad, con el Canigó como telón de fondo. Una experiencia que combina arte, historia y paisaje.
- Plaza de la Lonja: encontrarás varios edificios de gran valor histórico: la antigua Lonja de Mar, el Ayuntamiento y el Palacio de la Diputación. Este entorno es ideal para hacer una pausa en una terraza mientras tomas un café.
- Rue des Trois Journées: Una animada vía comercial con tiendas, salones de té y mucho encanto. Al final de la calle, se abre la Plaza de la República, punto de encuentro habitual de locales y visitantes. Aquí podrás disfrutar de la oferta gastronómica de sus numerosos bares y restaurantes, o visitar el mercado que se instala los fines de semana. Muy cerca también se encuentra la Place Léon Gambetta, menos transitada, pero igual de encantadora.
- Canal de La Basse y Quai Vauban: Esta zona peatonal y ajardinada está repleta de terrazas, cafés y restaurantes, y en ella destaca el mercado gourmet Les Halles Vauban, donde podrás comprar productos locales o sentarte a degustar especialidades catalanas y francesas. Perfecto para una parada gastronómica al mediodía.
Dónde pernoctar:
Perpiñán dispone de varias áreas de servicio y estacionamiento para autocaravanas a las afueras del centro, perfectamente equipadas para pasar la noche con tranquilidad. Recomendamos el Área de Autocaravanas de Parc des Expositions o la zona de estacionamiento junto al parque Maillol, ambas con buena conexión al centro mediante transporte público o bicicleta.
Día 2: Narbona
A menos de una hora de Perpiñán, Narbona nos da la bienvenida con su fascinante legado romano y medieval. Esta antigua colonia del Imperio, estratégicamente ubicada entre la costa mediterránea y los Pirineos, fue hace más de dos mil años un importante enclave romano y hoy se revela como uno de los secretos mejor guardados del sur de Francia.
Lo imprescindible:
- Vía Domitia: la primera calzada romana construida en la Galia, aún visible frente al Ayuntamiento.
- Canal de la Robine: Este canal, conectado con el legendario Canal du Midi, no solo embellece el paisaje urbano, sino que también invita a pasear por sus orillas bajo la sombra de los plátanos. Es fácil dejarse llevar por su atmósfera pausada.
- Palacio de los Arzobispos: Torres medievales, sus museos de Arte y Arqueología y una vista privilegiada desde la torre Gilles Aycelin, cuenta siglos de poder eclesiástico y belleza arquitectónica. Todo ello se enmarca en una ciudad que ha sabido conservar su elegancia con discreción.
- Catedral de San Justo y San Pastor: Una de las más altas de Francia, es otro de los hitos imprescindibles. Aunque inacabada, su verticalidad y estilo gótico la convierten en una joya monumental.
- Horreum Romano: Un conjunto de galerías subterráneas del siglo I a.C. que servían como almacén y que hoy representan el único vestigio romano auténtico en pie de la ciudad.
- Palacio de los Arzobispos: complejo arquitectónico impresionante que incluye torres, museo y el ayuntamiento.
- Les Halles de Narbonne: Mercado cubierto, donde se mezclan aromas, sabores y el bullicio cotidiano de los narbonenses. Allí, entre quesos, panes y vinos, podrás saborear el sur de Francia en estado puro.
Dónde pernoctar:
Aunque Narbona merece una buena visita, no es un el lugar ideal para pernoctar. No dispone de áreas seguras o bien acondicionadas, y se han reportado incidentes en algunos parkings urbanos.
Lo recomendable es hacer una parada diurna, recorrer la ciudad con luz y vida, y luego dirigirse a pernoctar en un área cercana, como Gruissan o Leucate, que cuentan con servicios adecuados y buen ambiente para descansar.

Día 3: Carcasona
Una de las etapas más esperadas de esta ruta por el sur de Francia en autocaravana es Carcasona. Esta ciudad medieval amurallada te dejará sin aliento.
A poco más de una hora y media de Perpiñán, los muros imponentes de Carcasona se alzan ante nosotros como sacados de un cuento. Esta ciudad es declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, uno de los conjuntos medievales mejor conservados de Europa. Nada más llegar, la vista de su doble muralla, sus 52 torres y su ambiente de leyenda nos da la bienvenida a una etapa inolvidable del viaje.
Lo imprescindible:
- La Cité Médiévale: Lo primero que nos recibe es la Puerta de Narbona, la entrada principal a la famosa Cité Médiévale. Cruzarla es como retroceder siete siglos. Una vez dentro, nos sumergimos en un laberinto de calles adoquinadas, casas de piedra, pequeñas plazas y tiendas de artesanía. La atmósfera medieval se respira en cada rincón, y no es raro encontrarse con músicos callejeros o escenas que parecen sacadas de una película de época.
- Castillo Condal y murallas: Construido en el siglo XII. Esta fortaleza dentro de la ciudad fortificada ofrece una panorámica inigualable desde sus torres. Sus pasadizos, salas austeras y murallas restauradas nos hablan del pasado militar de la ciudad y de su importancia estratégica a lo largo de los siglos.
- Basílica de Saint-Nazaire: Una joya arquitectónica que combina elementos románicos y góticos. Sus vidrieras, algunas del siglo XIII, son de las más antiguas y bellas del sur de Francia. En su interior, reina el silencio y la solemnidad, ideal para hacer una pausa y admirar cada detalle sin prisas.
- Puente Viejo y vistas al atardecer: Desde aquí, la estampa de la ciudadela completa, con sus murallas reflejadas en el agua, es simplemente inolvidable. Este es, sin duda, uno de los mejores puntos para disfrutar del atardecer y capturar la esencia de Carcasona con la cámara.
Y como no todo va a ser piedra y leyenda, hacemos una pausa para disfrutar de la gastronomía local. En cualquiera de sus restaurantes tradicionales, podrás saborear el típico cassoulet, un plato contundente a base de alubias blancas, confit de pato y embutidos. También encontrarás productos regionales como quesos, vinos del Languedoc y dulces caseros que completan la experiencia.
Dónde pernoctar:
Para pernoctar, la ciudad ofrece varias opciones adaptadas a autocaravanistas. La más cómoda es el área junto al Camping de la Cité, a apenas 20 minutos caminando del centro histórico por un sendero junto al río. Si prefieres algo más sencillo pero igualmente encantador, hay un descampado gratuito junto a viñedos justo al lado, ideal para pasar la noche en calma y con vistas.
Día 4: Toulouse
Tras la inmersión medieval en Carcasona, la ruta nos conduce en menos de hora y media hacia Toulouse, la vibrante capital de Occitania, conocida como la Ville Rose por el tono rosado de sus edificios de ladrillo.
Ciudad con alma universitaria y corazón histórico, Toulouse combina como pocas la tradición con la modernidad. Su arquitectura cálida y luminosa, marcada por el característico brique foraine de terracota, tiñe las fachadas con un inconfundible rosa anaranjado que invita a recorrer sus calles, donde el arte, la historia y la vida se respiran en cada rincón. Aquí descubriremos la cara más urbana y contemporánea del sur de Francia.
Lo imprescindible:
- Basílica de Saint-Sernin: Una joya del románico y una de las iglesias más grandes de este estilo en toda Europa. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y punto clave del Camino de Santiago, impresiona por su tamaño, su sobriedad y las reliquias que alberga. La visita es imprescindible.
- Place du Capitole: Un elegante edificio que alberga tanto el ayuntamiento como el teatro de ópera. Su plaza es uno de los puntos neurálgicos de la ciudad: amplia, animada y rodeada de terrazas perfectas para tomar un café y disfrutar del ambiente tolosano. Si te animas a entrar, su Salle des Illustres sorprende con frescos y decoraciones que rinden homenaje a grandes figuras de la ciudad.
- Convento de los Jacobinos: Una maravilla del gótico meridional. Su interior, con columnas que se abren como palmeras de piedra, deja sin palabras. Y para quienes viajan con niños o simplemente disfrutan de la ingeniería y la imaginación, Halle de la Machine ofrece un espectáculo de criaturas mecánicas gigantes que no pasa desapercibido.
- Canal du Midi: El canal atraviesa la ciudad, invita a pasear o pedalear por sus orillas arboladas. Declarado Patrimonio de la Humanidad, es un remanso de paz dentro del ritmo urbano. También el río Garona, con sus puentes y atardeceres reflejados en el agua, ofrece otra cara serena y romántica de la ciudad.
Dónde pernoctar:
Para pasar la noche en autocaravana, Toulouse cuenta con varias opciones bien ubicadas. El Camping Le Rupé es una elección cómoda y completa, con todos los servicios necesarios y fácil acceso al centro. Si prefieres algo más práctico y gratuito, el parking de la Cité de l’Espace es ideal: espacioso, tranquilo y con lo básico para una pernocta funcional.

Día 5: Albi
En apenas una hora de ruta en autocaravana, nos plantamos en esta ciudad episcopal patrimonio de la humanidad que parece salida de un cuento medieval… pero con un toque muy auténtico. Albi nos recibe con ladrillos rojos y un aire bohemio irresistible.
Lo imprescindible:
- Catedral de Santa Cecilia: Una de las construcciones más impresionantes de toda Francia. Levantada íntegramente en ladrillo rojo y con aspecto de fortaleza inexpugnable, su imponente silueta domina el horizonte de la ciudad. Por fuera, robusta e intimidante; por dentro, delicada y exquisita. Su interior sorprende con frescos vibrantes y una bóveda celeste que corta la respiración. Es la catedral de ladrillo más grande del mundo, y sin duda, uno de esos lugares que se quedan grabados.
- Palacio de la Berbie y Museo Toulouse-Lautrec: Antiguo palacio episcopal convertido en museo. Aquí se encuentra el Museo Toulouse-Lautrec, dedicado al artista nacido en esta ciudad. Aunque no seas especialmente aficionado a su obra, te aseguramos que el edificio en sí ya justifica la visita. Jardines cuidados, vistas al río Tarn y una colección que retrata como pocas el ambiente bohemio del París del siglo XIX.
- Barrio de Castelviel: El paseo por sus barrios antiguos Castelviel y Castelnou nos lleva por calles empedradas, casas medievales con entramados de madera y balcones floridos. Aquí la historia se respira, pero también se saborea en sus mercados y terrazas.
- Pont-Vieux y paseo fluvial: Un puente medieval que cruza el Tarn y nos regala una de las postales más icónicas de la ciudad, con la catedral elevándose majestuosa al fondo. Desde aquí, el paseo fluvial es una delicia, sobre todo al atardecer, cuando la luz dorada se refleja en el ladrillo rojo y todo adquiere un tono cálido y melancólico.
Dónde pernoctar:
En cuanto a la pernocta, Albi lo pone fácil. Dispone de un área de autocaravanas pública bien situada, a un paso del centro histórico. Discreta, tranquila y perfecta para descansar tras un día repleto de descubrimientos.
Día 6: Cordes-sur-Ciel
Cerramos nuestra ruta en autocaravana por el sur de Francia en uno de los pueblos más bellos del país: Cordes-sur-Ciel, un lugar suspendido en el tiempo… y entre las nubes.
Situado sobre una colina, este encantador rincón medieval parece flotar cuando la niebla envuelve el valle, haciendo honor a su nombre: cuando las nubes se arremolinan a sus pies, da la sensación de que el pueblo realmente toca el cielo
Lo imprescindible:
- Calles empedradas y casas góticas: Fundado en 1222 durante la cruzada contra los cátaros, Cordes-sur-Ciel conserva intacto su trazado amurallado y un inconfundible aire gótico. Aquí, el tiempo no pasa: sus calles empedradas, casas de piedra y portones centenarios narran historias al caminante atento. Recorriendo sus empinadas cuestas —que sí, pondrán a prueba las piernas—, uno se adentra en un escenario que parece detenido en la Edad Media.
- Carrié-Boyer y Prunet: Ambas mansiones góticas del siglo XIII.
- Museo de las Artes del Azúcar y el Chocolate: Un capricho delicioso tanto para adultos como para niños, donde incluso se puede participar en talleres artesanales.
- Plaza de la Halle y Casa del Gran Halcón: En el corazón del pueblo se abre la Plaza de la Halle, porticada y siempre animada, ideal para sentarse a disfrutar del ambiente local. Desde ahí, un paseo lleva a la Casa del Gran Halcón, uno de los edificios más emblemáticos de la villa. Las galerías de arte, talleres de artesanía y pequeñas tiendas de antigüedades que salpican el casco histórico le dan un aire bohemio y acogedor.
- Vistas panorámicas: Y qué decir de las vistas… Desde lo alto, los campos, viñedos y colinas de la región se despliegan como un manto infinito. Al atardecer, con la luz dorada tiñendo las fachadas de piedra, Cordes-sur-Ciel hace honor a su fama: es pura poesía en lo alto de una colina.
Dónde pernoctar:
Es recomendable dejar la autocaravana en la zona habilitada a los pies del pueblo, muy bien equipada con agua, electricidad y vaciado de residuos, por unos 7 euros la noche. Desde allí, el acceso al centro es fácil y permite disfrutar del ascenso con calma, saboreando cada rincón del camino.

Esta ruta por el sur de Francia en autocaravana es una invitación a descubrir un país lleno de contrastes, accesible, seguro y lleno de pequeñas sorpresas. Tanto si viajas en pareja como si buscas rutas por Francia en autocaravana con niños, aquí encontrarás cultura, paisaje y libertad en dosis perfectas.
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